Las cosas claras y el chocolate espeso

Querida Ministra Ana Mato:

En primer lugar, no sé si felicitarla por su recién estrenado cargo de Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (en caso de que le vaya la marcha y el poder) o presentarle mis condolencias por esta nueva responsabilidad que, a mi juicio y sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren, sólo se puede calificar de una cosa: marrón que te cagas. Aprovecho la ocasión para confesar que viendo la que nos va a caer casi lloro de emoción al ver que el término “Igualdad” está impreso en alguna cartera ministerial. Esto último lo digo porque sí, porque estoy convencida (y no me avergüenzo de ello) de que las políticas de igualdad son aún necesarias, muy a mi pesar.

En fin, si me lo permite, desde mi humilde conocimiento y viendo que es usted novata (Dios me libre de tacharla de retrógrada), me gustaría aclarar un par de conceptos que, en vista de una de sus últimas declaraciones, no tiene usted aún muy por la mano.

La violencia de género, resumiendo, es la violencia que se ejerce contra las mujeres. Es decir, ni toda la violencia de género es doméstica (la feminización de la pobreza, las esterilizaciones forzadas, la explotación sexual, etc.) ni toda la violencia doméstica es de género (también hay menores y personas ancianas que sufren violencia en casa). Llanamente, el machismo y la supeditación de las mujeres hacia los hombres es el común denominador de la violencia de género. Por tanto, cuando un hombre mata a su mujer o exmujer, es violencia de género, no “al final es un asesinato”. Lo siento, pero si dice eso, se deja mucho en el tintero.

Y no lo digo yo, pobre de mí, sino que es un concepto admitido internacionalmente y que se enseña en las universidades. Y antes de que me salga con lo de “es que los niños, los hombres y los ancianos también sufren violencia doméstica” (doy por supuesto que el lenguaje sexista le parece una chorrada), le diré que una cosa no quita la otra, y que también es una lacra que hay que combatir, pero por favor, no lo meta todo en el mismo saco. Pensándolo bien, quizás no es usted tan novata y lo que pretende es ocultar la naturaleza machista de la violencia contra las mujeres, aunque no entiendo muy bien por qué. Supongo que llevando un Ministerio tan cargadito esto le facilitará el trabajo.

Confieso que a veces siento vergüenza ajena del gobierno de este país, sea del color que sea. Pero si de una cosa he podido presumir, por decir algo, en Berlín (es donde vivo porque ya sabe, soy joven y cualificada), es de que este país ha sido pionero en políticas de igualdad y contra la violencia de género. Por favor, bájese del burro de su partido y al menos en esto, donde nos jugamos la vida y la calidad de vida de personas, respete el trabajo hecho y la sensibilización social conseguida hasta ahora (además del número de muertes hay muchas mujeres que sufren violencia física, psicológica, sexual y económica en todas las capas sociales, por eso digo lo de la calidad de vida).

Siento comunicarle, por si no la habían avisado, que usted es política. Y sí, tiene que medir muy bien cada palabra que utiliza, pues las palabras crean realidades y eso supone una gran responsabilidad. Por favor, ponga las etiquetas oportunas para poder poner las soluciones correspondientes. ¿Acaso se le ocurriría decir “un enfermo es un enfermo, da igual la enfermedad”? Llame las cosas por su nombre, sea valiente y no tenga miedo de sacar la ministra feminista (¡además rima!) que hay en usted.

Atentamente,

Frau Bubu